La clásica imagen de dos policías estadounidenses en un coche comiendo bollos es la antítesis del modelo formativo de la Dirección General de Formación en Seguridad en Canarias, primera de España en educar a los agentes en nutrición y alimentación saludable no sólo en la teoría, sino en la práctica diaria del comedor, porque “hay que cuidarse para poder cuidar”.
Quien así se expresa es Sergio Martín, profesor de la Dirección General de Formación en Seguridad Pública con un máster en nutrición deportiva y con veinte años de experiencia como Policía Local, quien explica en una entrevista a Efe que Canarias ha apostado por formar a los policías de nuevo ingreso en los fundamentos de una correcta nutrición desde 2023.
En la Academia Canaria de Seguridad y Emergencias se forman promociones que, en función de las convocatorias de empleo, pueden consistir en policías locales, como los 140 agentes de la actualidad, o del cuerpo general de la Policía Canaria o ambos conjuntamente.
En las dos últimas promociones la Dirección General de Estudios, Formación e Investigación en Seguridad Pública ha puesto su empeño en implementar una asignatura de nutrición dentro de la formación básica no sólo con clases teóricas, sino en la práctica del ‘catering’ de la Academia.
Allí se sirven desayunos, almuerzos y cenas al alumnado y para quienes se elaboran a diario menús saludables, sin aditivos ni harinas, pues se utiliza el bubango como espesante, con primer y segundo plato, en los que nunca hay fritos y que son supervisados por un nutricionista.
Productos kilómetro cero
Además el agua sustituye a los refrescos, el pan es integral, los lácteos son desnatados y el menú se ajusta a alérgicos, intolerantes, veganos y vegetarianos, explica Sergio Martín, quien indica también que se intenta comprar productos de kilómetro cero a productores locales y carne y pescado de calidad.
“El objetivo es crear una conducta de alimentación saludable para que, en el futuro, el policía pueda rendir al máximo en el desempeño de sus funciones profesionales”, indica el nutricionista. Al inicio esta asignatura sorprendió “un poco” a los alumnos, quienes aprenden a elegir los alimentos para mantenerse en forma, no subir de peso y mantener un estilo de vida saludable.
Lo ideal, continúa Sergio Martín, es saber qué comer en cada momento porque no tiene el mismo requerimiento un agente en el área de comunicaciones o administrativa, que suele pasar mucho tiempo sentado, que quien está en una patrulla y en cualquier momento debe atender una incidencia “y si no está bien alimentado es como la batería del móvil”.
Al inicio se enseña lo más básico, de manera que en las primeras cinco semanas se enseña a ajustar las cantidades, “a dibujar el plato saludable” en el comedor y que la comida se adapte “a tus necesidades, a no comer de manera desproporcionada y hacer una distribución de macronutrientes”.
Mejor fruta que zumos
Y también se educa en que no es lo mismo comer una manzana que un zumo de fruta, que libera azúcares libres y que, precisa Martín, no es que sea perjudicial si el agente está patrullando a pie una ciudad, pero “si estás sentado en una oficina al final es un exceso de energía que va al depósito graso”.
Lo que se trata es de dar educación nutricional porque “las redes sociales nos invaden y en vez de dar información se desinforma con 20.000 dietas y pautas”, sobre lo que Sergio Martín precisa que es “fiel defensor de la dieta mediterránea y comer de todo, pero controlando las cantidades”.
Se trata de ir “culturalmente” cambiando cosas y por ello pone de ejemplo que cuando trabaja lleva un “snack” saludable, una nevera con fruta y un lácteo desnatado, y si tiene que comer en una cafetería pide pan integral y comidas sin salsa.
“Si los agentes están bien alimentados tendrán un estado de forma óptimo para llegar antes a un incendio o subir a un tercer piso en una intervención”, subraya el profesor de Nutrición, quien apostilla que muchos agentes que han abandonado la Academia le escriben para puntualizarle que “siguen comiendo bien”